miércoles, julio 10, 2013

Los niños verdes... ¿ficción o verdad?

Según Jacques Bergier, corría exactamente el año 1887 durante el mes de agosto, cuando en una población de Barcelona (España), llamada Banjos, un grupo de campesinos que recogía sus cultivos de forma rutinaria, escucho de pronto lo que parecían unos gritos y humo procedentes de una montaña cercana. Los campesinos curiosos y alarmados fueron a investigar, descubriendo en el lugar a dos niños aterrorizados saliendo de dicha cueva.

Los niños hablaban en un idioma desconocido para ellos, sus ropas estaban hechas de una especie de tela metálica desconocida en aquella época y sus rasgos faciales eran como una mezcla de razas, negroides a excepción de los ojos totalmente rasgados como los de los asiáticos, pero lo más extraño y que mas sorprendió al grupo de campesinos, fue el color de su piel. Los niños eran de color verde como las hojas de los árboles.

Los niños fueron llevados al pueblo, lugar al cual hicieron venir a especialistas en lenguas, para intentar, aunque si éxito, identificar de qué idioma se trataba. También acudieron médicos y químicos procedentes de la capital catalana, con el objetivo de estudiar el caso. Pronto pudieron comprobar que la constitución orgánica de estas extrañas criaturas era diferente a la humana, carecían de páncreas y poseían un solo pulmón, aunque éste era de mayor tamaño a los del cuerpo humano normal.

Del estudio de la constitución de la piel, se descubrió la existencia de fibras desconocidas en la Tierra. Pasado el primer impacto, los niños fueron entregados en custodia a un juez local llamado: Ricardo de Calno. Los sirvientes de este juez trataron en vano de quitarles el color verde convencidos de que era un maquillaje que saldría al lavarlos, pero se dieron cuenta que no era posible ya que ése era el verdadero tono de su piel.

Los niños no querían comer nada de lo que les ofrecían, motivo por el cual el niño, más joven, pronto estuvo tan débil que enfermó y término muriendo. La niña comenzó a ingerir verduras crudas, judías verdes en su mayoría, lo que hizo que cogiera fuerzas y se salvara. La extraña niña vivió en el pueblo durante cinco años después de su misteriosa aparición, sirviendo en la casa del juez.

A medida que pasaron los años, su piel fue tomando un tono caucásico casi normal. También aprendió español, por lo que pudo explicar algo de sus orígenes, aunque esto sólo hizo que aumentara el misterio. Ella dijo que junto con su hermano habían venido de una tierra sin sol, donde toda la gente era de color verde y que vivían en un perpetuo crepúsculo. Explico que había una tierra de luz, más allá de una gran corriente, en las profundidades de la Tierra.
Cuando se le preguntó cómo llegó al exterior de la cueva, sólo pudo decir que oyó un ruido muy fuerte y acto seguido ella y su hermano fueron empujados a través de algo… y después ya estaban en la cueva viendo una la luz al final de la oscuridad. Lamentablemente a los cinco años y con la muerte de la muchacha, se desvaneció toda esperanza de resolver el misterio.

Otro autor, Fabio Zerpa, nos describe los mismos hechos pero con ciertos matices. También nos sitúa en agosto de 1887 en Banjos.  El nombre del juez cambia de “Calno” a “Calvo”. Coincide en que los niños carecían de páncreas y solo tenían un pulmón y que su piel estaba compuesta de fibras desconocidas por la ciencia de la época y de tono verdoso. Apunta, según palabras de la niña, que la iluminación de su mundo era mediante unas esferas artificiales que permitían el crecimiento de las plantas.
El país de donde procedían estaba separado del nuestro por un gran río muy caudaloso, se produjo un maremoto que inundó su país y los niños escaparon por una gruta que se encontraba cerca del gran río saliendo así a la superficie de nuestro mundo.

Existen otras versiones como la que sitúa los hechos en el condado de Suffolk, Gran Bretaña, nada menos que en el siglo XII. Aquí el juez pasa a ser un caballero llamado sir Richard De Calne. Un cronista monástico de Inglaterra conocido como “Gervasio de Tilbury” escribió un extraño relato sobre dos niños que aparecieron de la nada cerca de una pequeña ciudad en Inglaterra.
Un día cálido y soleado del siglo XII, algunos agricultores y otros habitantes de la pequeña ciudad de Woolpit, Inglaterra, se sorprendieron al ver a dos niños pequeños desorientados. Lo más sorprendente sobre los niños fue que su piel que era de color verde oliva, sin embargo, el resto de sus rasgos eran muy humanos.
Los aldeanos trataron de comunicarse con los niños, aunque sin éxito debido a que los pequeños hablaban una lengua que era completamente desconocida.

Los agricultores llevaron a los niños al poblado y se les ofreció una gran variedad de alimentos, pero se negaron a comer y beber nada. Sin embargo, cuando se les ofrecieron frejoles y algunos tubérculos y hongos rápidamente los comieron. Por desgracia, el niño se fue debilitando y finalmente murió al poco tiempo, pero la joven se adaptó bien a su nuevo entorno. De hecho, ella se convirtió en una mujer adulta y más tarde se casó con un caballero de la cercana localidad de King’s Lynn.
A medida que pasaba el tiempo, su marido le enseñó el idioma Inglés y pronto fue capaz de comunicarse bastante bien. Entonces explicó la historia de dónde venía y cómo llegó a nuestro “mundo” con su hermano. Ella le dijo a su marido que en su mundo, todos tenían la piel similar a la de ella, o más bien similar al color de piel que tenía antes y describió el lugar del que venía, como un país cavernoso y subterráneo de enormes dimensiones donde había un gran río subterráneo que lo separaba de otra tierra más iluminada.
Un día ella y su hermano mientras paseaban, escucharon unos sonidos como de campanas que salían de uno de los túneles de la cueva. Por curiosidad, entraron en el túnel y siguieron hacia arriba durante un par de días, aunque en su tierra subterránea es probable que no tuvieran el concepto del “día” o la “noche”. Ya desorientados y agotados de tanto andar, salieron a la brillante luz del sol de la aldea británica. Después de investigar la zona, intentaron volver a la pequeña abertura por donde habían salido, pero no pudieron hacerlo debido a la luz cegadora. Fue en ese momento cuando los agricultores encontraron a los niños y se los llevaron al pueblo.

Resulta muy curioso que la historia española y la inglesa, sean tan coincidentes, lo que hace pensar que la leyenda rural inglesa se extrapoló hasta España. Nada nos garantiza que se trate de un hecho real o por el contrario no sea otra cosa, que una historia ficticia más. Lo que es un hecho, es que dos culturas distintas, cuentan la misma historia, la de dos jóvenes extraños que aparecen de la nada llegados de otro mundo.
En España se les conoce como “los niños verdes de Banjos”, pero en Inglaterra son conocidos como “los niños verdes de Woolpit”. Muchas personas afirman que la leyenda se basa en los niños verdes de la pequeña aldea de Woolpit, pero la realidad es que estas dos historias, están separadas por cientos de kilómetros y por más de siete siglos de diferencia, siendo este uno de los grandes misterios.

La primera versión documentada de esta historia se encuentra en “Destinos Extraños” de John Macklin, publicada en 1965, siendo considerada por algunos la fuente inicial de esta historia.
En otras publicaciones posteriores se afirma que todo ocurrió en el otoño de 1887 y que existen historias similares en Francia o incluso Alemania.
En el libro de Charles Berlitz titulado “Un mundo de fenómenos extraños” se describen los ojos de los niños en forma Asiática, mientras que Macklin describe los ojos de los niños con un poco de apariencia negroide, hundidos y almendrados.

Las teorías que se han barajado son varias, desde que los niños vivían en una cuarta dimensión a experimentos científicos realizados bajo tierra o incluso que venían de una alternativa anti-dimensión relacionada con la teoría de la tierra hueca y de sus habitantes.
Algunos historiadores llegan a apuntar, que la historia se originó a partir de una leyenda medieval sobre un conde de Norfolk, que fue responsable de dos niños pequeños.  El conde intentaría sin éxito envenenar a los niños con arsénico y luego los abandonó en el bosque. Con la supuesta muerte de los niños, heredó los bienes de los pequeños. Según algunos habitantes de Woolpit, éstos probablemente se convirtieron en los niños verdes que fueron encontrados desorientados y enfermos. Hay expertos que mantienen que el envenenamiento por arsénico puede causar que la piel se ponga de color verde, al igual que la anemia como resultado de la desnutrición. Aunque bien es cierto, que esta teoría no explica ni el extraño idioma de los pequeños ni la increíble historia de donde vivían. De cualquier forma y si se trata de una leyenda, es innegable que es una historia con un argumento muy avanzado para su tiempo.

En lo que respecta a los hombrecillos verdes, quien no ha oído hablar de ellos como una tipología extraterrestre….Este término fue muy característico de los comienzos de la ciencia ficción y la ufología, asociándose siempre a los marcianos. El término también se suele utilizar, aunque con menor frecuencia para describir a los duendecillos verdes de la mitología mundial.
Habitualmente, los Hombrecillos verdes son descritos como formas extraterrestres humanoides, que se caracterizan por ser criaturas por lo general de menor tamaño que el ser humano con o sin antenas en la cabeza.
También y desde antaño, se ha tenido referencias de humanoides de tez verde, que eran parte del folklore, mucho antes de que se les atribuyera un origen extraterrestre.
Ya en el siglo XX entre las referencias recopiladas, Chris Aubeck, un investigador del folklore, al utilizar búsquedas electrónicas de los periódicos viejos, encontró una serie de casos en los que se hace referencia a los Alien verdes. Aubeck encontró una historia de 1899 en el diario Atlanta Journal-Constitution, que hace referencia a un alien verde, en un cuento llamado Green Boy From Hurrah. Igualmente Edgar Rice Burroughs en 1906 se refirió a los hombres y mujeres “verdes de Marte”, en su primera novela de ciencia ficción A Princess of Mars.

Sin embargo Aubeck encontró que el primer uso de la frase específica de Little green men, en referencia a un extraterrestre, fue usada en 1908, en el Periódico Daily Kennebec Journal (Augusta, Maine); en este caso los extraterrestres son también marcianos. En 1910 igualmente, existe una historia sobre un supuesto Hombrecillo verde que habría sido capturado de su nave espacial que se estrellaría en Apulia, Italia.

Televisión española también se ocuparía de esta historia en el programa Un país de Sagitario, el 14 de septiembre de 1985. En ese programa se centrarían exclusivamente en la versión dada por Jacques Bergier. En ella se introduce la aparición de un sacerdote, enviado por la Universidad de Barcelona para que intentara averiguar la lengua en la que se comunicaban los niños.
Posteriormente ese sacerdote depositaría sus investigaciones en el Archivo General de la Universidad. Tampoco se ha podido descubrir nada al respecto. Ni rastro del sacerdote ni de sus averiguaciones en el archivo de la Universidad.


Quizá algún día podamos encontrar la verdad tras este misterio de los niños verdes y su lugar de origen, hasta mientras, queda en usted estimado lector, la decisión de creer o no esta historia.

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