Según
Jacques Bergier, corría exactamente el año 1887 durante el mes de agosto,
cuando en una población de Barcelona (España), llamada Banjos, un grupo de
campesinos que recogía sus cultivos de forma rutinaria, escucho de pronto lo
que parecían unos gritos y humo procedentes de una montaña cercana. Los
campesinos curiosos y alarmados fueron a investigar, descubriendo en el lugar a
dos niños aterrorizados saliendo de dicha cueva.
Los niños hablaban
en un idioma desconocido para ellos, sus ropas estaban hechas de una especie de
tela metálica desconocida en aquella época y sus rasgos faciales eran como una
mezcla de razas, negroides a excepción de los ojos totalmente rasgados como los
de los asiáticos, pero lo más extraño y que mas sorprendió al grupo de
campesinos, fue el color de su piel. Los niños eran de color verde como las
hojas de los árboles.
Los niños
fueron llevados al pueblo, lugar al cual hicieron venir a especialistas en
lenguas, para intentar, aunque si éxito, identificar de qué idioma se trataba.
También acudieron médicos y químicos procedentes de la capital catalana, con el
objetivo de estudiar el caso. Pronto pudieron comprobar que la constitución
orgánica de estas extrañas criaturas era diferente a la humana, carecían de
páncreas y poseían un solo pulmón, aunque éste era de mayor tamaño a los del
cuerpo humano normal.
Del estudio de
la constitución de la piel, se descubrió la existencia de fibras desconocidas
en la Tierra. Pasado el primer impacto, los niños fueron entregados en custodia
a un juez local llamado: Ricardo de Calno. Los sirvientes de este juez trataron
en vano de quitarles el color verde convencidos de que era un maquillaje que
saldría al lavarlos, pero se dieron cuenta que no era posible ya que ése era el
verdadero tono de su piel.
Los niños no
querían comer nada de lo que les ofrecían, motivo por el cual el niño, más
joven, pronto estuvo tan débil que enfermó y término muriendo. La niña comenzó
a ingerir verduras crudas, judías verdes en su mayoría, lo que hizo que cogiera
fuerzas y se salvara. La extraña niña vivió en el pueblo durante cinco años
después de su misteriosa aparición, sirviendo en la casa del juez.
A medida que
pasaron los años, su piel fue tomando un tono caucásico casi normal. También
aprendió español, por lo que pudo explicar algo de sus orígenes, aunque esto
sólo hizo que aumentara el misterio. Ella dijo que junto con su hermano habían
venido de una tierra sin sol, donde toda la gente era de color verde y que
vivían en un perpetuo crepúsculo. Explico que había una tierra de luz, más allá
de una gran corriente, en las profundidades de la Tierra.
Cuando se le
preguntó cómo llegó al exterior de la cueva, sólo pudo decir que oyó un ruido
muy fuerte y acto seguido ella y su hermano fueron empujados a través de algo…
y después ya estaban en la cueva viendo una la luz al final de la oscuridad.
Lamentablemente a los cinco años y con la muerte de la muchacha, se desvaneció
toda esperanza de resolver el misterio.
Otro autor,
Fabio Zerpa, nos describe los mismos hechos pero con ciertos matices. También
nos sitúa en agosto de 1887 en Banjos.
El nombre del juez cambia de “Calno” a “Calvo”. Coincide en
que los niños carecían de páncreas y solo tenían un pulmón y que su piel estaba
compuesta de fibras desconocidas por la ciencia de la época y de tono verdoso. Apunta,
según palabras de la niña, que la iluminación de su mundo era mediante unas
esferas artificiales que permitían el crecimiento de las plantas.
El país de
donde procedían estaba separado del nuestro por un gran río muy caudaloso, se
produjo un maremoto que inundó su país y los niños escaparon por una gruta que
se encontraba cerca del gran río saliendo así a la superficie de nuestro mundo.
Existen
otras versiones como la que sitúa los hechos en el condado de Suffolk, Gran
Bretaña, nada menos que en el siglo XII. Aquí el juez pasa a ser un caballero
llamado sir Richard De Calne. Un cronista monástico de Inglaterra conocido como
“Gervasio de Tilbury” escribió un extraño relato sobre dos niños que
aparecieron de la nada cerca de una pequeña ciudad en Inglaterra.
Un día
cálido y soleado del siglo XII, algunos agricultores y otros habitantes de la
pequeña ciudad de Woolpit, Inglaterra, se sorprendieron al ver a dos niños
pequeños desorientados. Lo más sorprendente sobre los niños fue que su piel que
era de color verde oliva, sin embargo, el resto de sus rasgos eran muy humanos.
Los aldeanos
trataron de comunicarse con los niños, aunque sin éxito debido a que los
pequeños hablaban una lengua que era completamente desconocida.
Los
agricultores llevaron a los niños al poblado y se les ofreció una gran variedad
de alimentos, pero se negaron a comer y beber nada. Sin embargo, cuando se les
ofrecieron frejoles y algunos tubérculos y hongos rápidamente los comieron. Por
desgracia, el niño se fue debilitando y finalmente murió al poco tiempo, pero
la joven se adaptó bien a su nuevo entorno. De hecho, ella se convirtió en una
mujer adulta y más tarde se casó con un caballero de la cercana localidad de
King’s Lynn.
A medida que
pasaba el tiempo, su marido le enseñó el idioma Inglés y pronto fue capaz de
comunicarse bastante bien. Entonces explicó la historia de dónde venía y cómo
llegó a nuestro “mundo” con su hermano. Ella le dijo a su marido que en su mundo,
todos tenían la piel similar a la de ella, o más bien similar al color de piel
que tenía antes y describió el lugar del que venía, como un país cavernoso y
subterráneo de enormes dimensiones donde había un gran río subterráneo que lo separaba
de otra tierra más iluminada.
Un día ella
y su hermano mientras paseaban, escucharon unos sonidos como de campanas que salían
de uno de los túneles de la cueva. Por curiosidad, entraron en el túnel y
siguieron hacia arriba durante un par de días, aunque en su tierra subterránea
es probable que no tuvieran el concepto del “día” o la “noche”. Ya
desorientados y agotados de tanto andar, salieron a la brillante luz del sol de
la aldea británica. Después de investigar la zona, intentaron volver a la
pequeña abertura por donde habían salido, pero no pudieron hacerlo debido a la
luz cegadora. Fue en ese momento cuando los agricultores encontraron a los
niños y se los llevaron al pueblo.
Resulta muy
curioso que la historia española y la inglesa, sean tan coincidentes, lo que hace
pensar que la leyenda rural inglesa se extrapoló hasta España. Nada nos
garantiza que se trate de un hecho real o por el contrario no sea otra cosa,
que una historia ficticia más. Lo que es un hecho, es que dos culturas
distintas, cuentan la misma historia, la de dos jóvenes extraños que aparecen
de la nada llegados de otro mundo.
En España se
les conoce como “los niños verdes de Banjos”, pero en Inglaterra son conocidos
como “los niños verdes de Woolpit”. Muchas
personas afirman que la leyenda se basa en los niños verdes de la pequeña aldea
de Woolpit, pero la realidad es que estas dos historias, están separadas por
cientos de kilómetros y por más de siete siglos de diferencia, siendo este uno
de los grandes misterios.
La primera
versión documentada de esta historia se encuentra en “Destinos Extraños” de
John Macklin, publicada en 1965, siendo considerada por algunos la fuente
inicial de esta historia.
En otras
publicaciones posteriores se afirma que todo ocurrió en el otoño de 1887 y que
existen historias similares en Francia o incluso Alemania.
En el libro
de Charles Berlitz titulado “Un mundo de fenómenos extraños” se describen los
ojos de los niños en forma Asiática, mientras que Macklin describe los ojos de
los niños con un poco de apariencia negroide, hundidos y almendrados.
Las teorías
que se han barajado son varias, desde que los niños vivían en una cuarta
dimensión a experimentos científicos realizados bajo tierra o incluso que
venían de una alternativa anti-dimensión relacionada con la teoría de la tierra
hueca y de sus habitantes.
Algunos
historiadores llegan a apuntar, que la historia se originó a partir de una
leyenda medieval sobre un conde de Norfolk, que fue responsable de dos niños
pequeños. El conde intentaría sin éxito
envenenar a los niños con arsénico y luego los abandonó en el bosque. Con la
supuesta muerte de los niños, heredó los bienes de los pequeños. Según algunos
habitantes de Woolpit, éstos probablemente se convirtieron en los niños verdes
que fueron encontrados desorientados y enfermos. Hay expertos que mantienen que
el envenenamiento por arsénico puede causar que la piel se ponga de color
verde, al igual que la anemia como resultado de la desnutrición. Aunque bien es
cierto, que esta teoría no explica ni el extraño idioma de los pequeños ni la
increíble historia de donde vivían. De cualquier forma y si se trata de una
leyenda, es innegable que es una historia con un argumento muy avanzado para su
tiempo.
En lo que
respecta a los hombrecillos verdes, quien no ha oído hablar de ellos como una
tipología extraterrestre….Este término fue muy característico de los comienzos
de la ciencia ficción y la ufología, asociándose siempre a los marcianos. El
término también se suele utilizar, aunque con menor frecuencia para describir a
los duendecillos verdes de la mitología mundial.
Habitualmente,
los Hombrecillos verdes son descritos como formas extraterrestres humanoides,
que se caracterizan por ser criaturas por lo general de menor tamaño que el ser
humano con o sin antenas en la cabeza.
También y
desde antaño, se ha tenido referencias de humanoides de tez verde, que eran
parte del folklore, mucho antes de que se les atribuyera un origen
extraterrestre.
Ya en el
siglo XX entre las referencias recopiladas, Chris Aubeck, un investigador del
folklore, al utilizar búsquedas electrónicas de los periódicos viejos, encontró
una serie de casos en los que se hace referencia a los Alien verdes. Aubeck
encontró una historia de 1899 en el diario Atlanta Journal-Constitution, que
hace referencia a un alien verde, en un cuento llamado Green Boy From Hurrah. Igualmente
Edgar Rice Burroughs en 1906 se refirió a los hombres y mujeres “verdes de
Marte”, en su primera novela de ciencia ficción A Princess of Mars.
Sin embargo
Aubeck encontró que el primer uso de la frase específica de Little green men,
en referencia a un extraterrestre, fue usada en 1908, en el Periódico Daily
Kennebec Journal (Augusta, Maine); en este caso los extraterrestres son también
marcianos. En 1910 igualmente, existe una historia sobre un supuesto
Hombrecillo verde que habría sido capturado de su nave espacial que se
estrellaría en Apulia, Italia.
Televisión
española también se ocuparía de esta historia en el programa Un país de
Sagitario, el 14 de septiembre de 1985. En ese programa se centrarían
exclusivamente en la versión dada por Jacques Bergier. En ella se introduce la
aparición de un sacerdote, enviado por la Universidad de Barcelona para que
intentara averiguar la lengua en la que se comunicaban los niños.
Posteriormente
ese sacerdote depositaría sus investigaciones en el Archivo General de la
Universidad. Tampoco se ha podido descubrir nada al respecto. Ni rastro del
sacerdote ni de sus averiguaciones en el archivo de la Universidad.
Quizá algún
día podamos encontrar la verdad tras este misterio de los niños verdes y su
lugar de origen, hasta mientras, queda en usted estimado lector, la decisión de creer o
no esta historia.
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